Un viaje muy particular por el universo gastronómico del Imperio Romano

Hoy nos adentramos en la vida cotidiana de la Antigua Roma para descubrir qué platos se preparaban y cuáles eran los hábitos culinarios y los elementos principales en aquellas cocinas. Los cambios políticos a lo largo del tiempo , y la posterior expansión que se inició con la llegada del Imperio abrieron las puertas a nuevos sabores, preparaciones y técnicas que cobraron forma y de las que aún hoy permanecen las huellas en algunos platos contemporáneos. ( Parte I) 

La cocina, en la antigüedad romana fue como en todos los tiempos, un verdadero arte que se nutrió de los aportes de platillos, preparaciones, materias primas , técnicas y sabores que fueron desembarcando en las cocinas locales, poco a poco, a medida que el Imperio romano se iba extendiendo por el mundo. Así fue como platos y sabores de la Grecia antigua, como también de la cocina etrusca, fenicia y egipcia se fundieron con el menú de los romanos, sumando sabor ,color y variedad a este espacio esencial en la vida de los hombres de todos los tiempos.

Como en cualquier pueblo de los tiempos antiguos, la alimentación en Roma estuvo basada en la ganadería, la pesca y en la agricultura. Y la dieta, dependía fuertemente de la situación social de cada individuo así como también, cada clase tenía hábitos bien definidos a la hora de las comidas. 

Por la mañana era costumbre en las clases más sencillas, tomar un desayuno simple al salir el sol, que solía consistir en trozos de pan seco o mojado en vino y a veces se añadían frutos secos tal como pasas que eran acompañados con queso y olivas . El almuerzo tenía lugar a las once de la mañana y consistía en una comida fría que traía a la mesa elementos simples que los comensales combinaban a gusto: olivas, ensaladas, queso, frutas, nueces lonjas de carne fría y pan. Esta era una comida simple , poco elaborada pero nutritiva . 

La cena, el momento ideal para hacer negocios y alianzas 

Para entender la estructura básica de las comidas en la antigua Roma, debemos tener en cuenta que el mundo de los romanos giraba en torno al sol. Dado que no existía luz eléctrica , la duración del día y de la noche condicionaba la vida de las personas que se organizaban para realizar sus actividades básicas en torno a la luz natural.

En este sentido, la comida principal del día llegaba a la hora de la cena y tenía lugar a media tarde, cuando iba cayendo el sol. Esta instancia, era para las personas que contaban con cierto estatus social , el momento más importante y trascendente de la jornada. En estas reuniones de las clases nobles y la aristocracia romana se tejían los destinos de los pueblos en los confines del imperio, en medio de cenas que solían contar con comidas muy elaboradas y en las que no faltaba el vino, el jolgorio y la diversión.

En las clases sociales más sencillas, la cena se hacía en familia al momento de finalizar la jornada ,también en la media tarde, en donde uno de los mayores placeres era mantener una buena conversación en torno a la mesa familiar . Este momento traía a las mesas algunas preparaciones sencillas pero más elaboradas en cuanto a que podían estar sazonadas con diferentes aderezos . Los alimentos que solían tener protagonismo en estas mesas hogareñas eran los puerros, gachas, huevos duros, lechuga y porotos con tocino. 

Una cena romana típica de la clase noble

Si la cena reunía a los nobles y la alta jerarquía romana, el convite era una ocasión para el desfile de una seguidilla de platos con delicias más elaboradas y suculentas que tenían 2 pasos y eran pautadas con precisión de relojero. El primer paso consistía en una apertura o gustus (aperitivo) , donde la comida iba entusiasmando y abriendo el apetito a los comensales. En este momento se servían en grandes bandejas de plata :melón, trufas, ostras y atún. Luego , hacía entrada el primer plato, que era considerado el plato fuerte y que permitía elegir entre una amplia variedad de opciones como presas de pollo, diferentes mariscos, jamón crudo y cabrito. El segundo plato o plato final, era el de los postres. 

Los pasteleros del imperio romano crearon preparaciones deliciosas que iban entre las muy simples como el flan romano, y otras más extravagantes, como los pasteles daneses, llamados spira. También, se lucían con la elaboración de sencillos bizcochos , los “enkythoi”. El baklava,una típica y deliciosa preparación dulce del imperio otomano que lleva pistacho, nueces, masa filo, frutos secos , jarabe y azúcar , junto con los tradicionales buñuelos, conocidos ambos en nuestra oferta dulce actual , también fueron parte de las mesas del imperio romano. Así las cosas,los nobles romanos supieron deleitarse con los sabores de una cocina nutrida de opciones y variedades de todo el mundo, y el disfrute de la buena mesa, a su modo, hoy sigue siendo es una gran tradición en toda Italia.