El nuevo restaurante tiene el espacio al aire libre más lindo del barrio y también, una propuesta gastronómica que trae a la mesa uno de los mejores bifes de chorizo que se pueda disfrutar en Buenos Aires. Este bodegón además, guarda uno de los secretos de su éxito en un área particular : tiene una cava de embutidos caseros con la que le rinde tributo a las pulperías de antaño.
Salir a comer rico es siempre una experiencia estimulante, pero más aún, cuando esta incluye verdadero hallazgo como es el descubrimiento de un bodegón con patio andaluz tan insospechado como escondido. Esto es lo que ocurre al momento de conocer el nuevo restaurante Abreboca, cuando al cruzar la puerta de entrada, una típica casa de barrio de Chacarita descubre un escenario remoto y lejano: un paisaje andaluz recreado en un bello y centenario patio de estilo español.
Difícil resistirse en este bodegón de barrio, al encanto anacrónico del tejado colonial de este patio inesperado, de su fuente de hierro y de sus azulejos típicos que sobresalen sobre un fondo de tupidas enredaderas y enormes árboles de cúpulas frondosas. Aquí, en este rincón andaluz , la belleza silente del paso de tiempo ha dejado sus huellas por doquier: en las formas caprichosas de la vegetación circundante y en particular en los troncos yermos y fibrosos de la vieja parra que abraza con fuerza las columnas centrales del patio.
La otra buena noticia, además de este bonito patio que permite la llegada de Abreboca al barrio disfrutar , es que la propuesta gastronómica cumple con creces las expectativas de los paladares más exigentes. El secreto, es que detrás de este bodegón, se esconde el arte y el talento de un chef experimentado que ha logrado concretar un proyecto culinario con personalidad propia: una “neo-pulpería” urbana en la que se conjugan el presente, con las raíces más tradicionales de la gastronomía local.
Qué se puede comer en Abreboca, la “neo pulpería” de Chacarita
Al fondo del patio andaluz, se despliega una amplia cocina abierta que funciona también como una escenografía casual. A un costado, se luce la cava donde reposan un surtido de salames, chorizos secos y colorados, bondiolas y algunos otros embutidos que son de exclusiva elaboración de la casa, todos, infalibles bocados “abrebocas”. Un preámbulo que a la vista deja claro que por sí solo, ya este sector amerita la visita y bien puede ser el único paso de un comensal que opte por probar la amplia variedad disponible que llega a la mesa en una secuencia de platitos para picar y compartir.
En Abreboca, la panera de la mesa , no se queda atrás en su propuesta de sabor y también juega un rol crucial a la hora de dejar satisfechos a los comensales. Nada de panes de masa madre ni tendencias novísimas o importadas: el pan es casero , estilo campo, también hay pan con chicharrón y una opción que está entre las más celebradas: las tortas fritas. Por su parte, el salame chacarero se presenta cortado en finas tiras y es uno de los verdaderos imperdibles. De puro cerdo,está hecho con tripa natural y condimentado al estilo corbobés, tal como lo hacen en Colonia Caroya, una de las principales zonas productoras de Argentina.
Otro de los productos de factura artesanal en Abreboca, es la panceta que lleva una elaboración particular donde se la deja secar en una mezcla de sal y azúcar -una suerte de gravlax- y por otro lado, está la bresaola , un embutido de origen italiano bien cárnico y de sabor suave y sutil que llega a la mesa con mucho brillo y una textura aterciopelada, producto del aceite de oliva y la ralladura de limón.
La picada, un manjar de Abreboca
Los paladares afines a la tradición de la picada se verán en grandes dificultades a la hora de decidir qué pedir: en la carta figuran bondiola , chorizo colorado, calabresa, Leberwurst con ají en vinagre, chorizo seco, queso de chancho , fiambre de osobuco con alcaparras y más.
Entre los principales cortes de carne a la parrilla, el más apreciado es el ojo de bife que de por sí, presenta una terneza espectacular y un sabor único, ya que la carne es puesta a madurar en cámara a lo largo de una semana entera antes de salir a la parrilla. Pero, la porción trae un detalle que exalta aún más sus virtudes en materia de sabor: llega a la mesa con un abundante manteca de chimichurri que se va desvaneciendo poco a poco con el calor de la carne.
Para quienes no comen proteína animal pueden optar por tallarines con tuco de hongos hasta una sabrosa ración caliente de brócoli suave y tierno , con alioli de poroto fermentado.
Para beber hay una buena y nutrida carta de vinos, cervezas y aperitivos. Pero para hacerle honor a la propuesta de la casa, nada mejor que ir por el vino de Abreboca (blanco o tinto) que, no podía ser de otra manera, se sirve en el viejo , tradicional y querido pingüino.
Bodegón Abreboca. Fraga 541,barrio de Chacarita. Abre de miércoles a sábados desde las 20 y domingos de 12 a 16 hs. IG: @abreboca.ba