Quebrada de Humahuaca : un festín de sabores para el disfrutar del invierno

La Quebrada de Humahuaca, en Jujuy, regala paisajes asombrosos y pueblos encantadores donde confluyen las tradiciones originarias y la Argentina criolla. La comida regional es uno de sus mayores atractivos, por ello, hoy hacemos un recorrido por los restaurantes que son para hacer una parada obligada en esta parte única del mundo .

La Quebrada de Humahuaca es uno de los mejores destinos de Argentina para visitar en invierno. Solo es necesario abrigarse con un poncho de gruesa lana de alpaca y un colorido gorro de coya, típico de este lugar, para hacer frente con audacia al frío de la Quebrada, que, lejos de amedrentar, se convierte en un ingrediente clave para disfrutar del paisaje y de la comida tradicional que abriga el alma en este lugar : espléndidos y humeantes guisos, empanadas criollas, quesos y buenos vinos. 

En el año 2003 la Quebrada de fue declarada Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad por la Unesco. Y, sobran los motivos para la mención porque, esta zona árida de gran belleza paisajística y rica por su patrimonio cultural, muestra con orgullo sus riquezas en el abanico de localidades que la integran: Volcán,Maimará, Purmamarca –donde se destaca el Cerro de los Siete Colores, Bárcena, Tilcara -donde se encuentra el famoso Pucará -Huacalera, Perchel,Uquía, Humahuaca y Tres Cruces.

Este valle andino al noroeste de la provincia de Jujuy , con 155 kilómetros de extensión, se encuentra flanqueado por altas cadenas montañosas y fue cavado laboriosamente por el río Grande a través de los siglos , a más de 2000 metros de altura. Al valle, se lo considera una vía de acceso natural hacia el Altiplano , y de ese modo , fue utilizado desde los tiempos precolombinos. Por ello, el lugar no solo es valorado y reconocido por sus atractivos paisajísticos únicos y majestuosos, como el Cerro de los 7 Colores, las Salinas Grandes , la Serranía de Hornocal y la Paleta del Pintor, sino también, por cultura ancestral y la exquisita variedad de su cocina.

En la actualidad,el paisaje y la experiencia gourmet que ofrece la Quebrada la van posicionando como un destino cada vez más destacado a nivel internacional. Quien quiera comprobarlo de primera mano, solo debe venir hasta aquí y conocer la propuesta que seleccionamos para ustedes y con ello, sacar sus propias conclusiones. 

Lugares imperdibles donde beber y comer en la Quebrada de Humahuaca

1 – Restaurante El Mesón – Purmamarca-

Este restaurante es también un almacén de campo con charcutería artesanal. Charcutería, es el término que se emplea para denominar a los lugares donde se elaboran especialidades derivadas de la carne de cerdo, como fiambres y embutidos. Y aquí , realizan esta especialidad con una calidad exquisita. 

Los sabores gourmet y tradicionales del lugar,- que apenas tiene 8 mesas y larga lista de espera y reservas- son creación del jóven chef jujeño Juan Manuel Chañi. Ante sus platos , cuya cocina posee 5 estrellas, se rinden tanto locales como turistas que llegan hasta aquí para probar con ansias sus preparaciones. Con poco más de cuatro años en actividad, este restaurante se ha convertido en el favorito de los turistas extranjeros y en una parada obligada en la ruta gastronómica del NOA. Aquí se “debe” pedir el plato insignia del Mesón: costillar vacuno guateado, adobado con toques de ajo, muña muña, pimentón y un buen vino blanco. Una preparación que es cubierta con arcilla y cocinada en un horno de barro por 12 horas con técnicas muy específicas, cuidadas y en muchos casos con sistema ancestral, ingredientes locales y la creatividad, el toque contemporáneo de su jóven chef. Por todos estos motivos , -y secretos que hay que venir a degustar hasta aquí- este restaurante se ha posicionado como un sitio emblema de la cocina regional jujeña.

2 – Los mejores vinos de Jujuy en Uraqui Minero – Uquía- 

Uquía, es una localidad jujeña que nació en torno a un pueblo minero en los tiempos de la colonia. Además de excelente cocina regional , en este enclave remoto, se esconde un patrimonio artístico único en su tipo: las pinturas de los ángeles arcabuceros de la capilla de Uquía.

La historia cuenta que en los tiempos de la colonia, el encomendero, quien tenía a cargo un grupo de indios que trabajaban en las minas, tenía por obligación su instrucción religiosa . En la capilla, una construcción a dos aguas en adobe blanqueado con techos de madera y paja, que aún hoy se encuentra en pie, se congregaban encomenderos y mineros para participar de  la misa diaria y las oraciones.

Para embellecer el lugar, los cuadros eran encargados a Cuzco, donde se encontraban las escuelas de arte y pintura de la colonia. Allí,los indios  bajo la tutela de un maestro español , pintaban en serie los cuadros que vendían a todo el virreynato : un indio hacia los rostros, otro el vestido y otro los detalles. El resultado: cuadros de excepcional maestría y rara belleza, de motivos y diseños originales no copias de modelos europeos de los cuales se conservan hoy en día muy pocos ejemplares, entre ellos los de Uquía

Una antigua mina que hoy ofrece los mejores vinos de la Quebrada

Cerca de aquí, en medio de la Quebrada de Humahuaca, a casi 4000 metros sobre el nivel del mar, Claudio Zucchino convirtió una mina abandonada en una cava moderna con un nivel de humedad y una temperatura inmejorable para la estiba de vinos. Un sitio que es un auténtico tesoro para todos los amantes de las etiquetas con propuestas etílicas de extrema altura. 

La experiencia para quien se llegue hasta aquí comienza en la pequeña bodega y hostería llamada Viñas de Uquía. Un lugar que posee una huerta orgánica que abastece la cocina con productos frescos y da paso a la elaboración de preparaciones regionales de primer nivel que reconfortan el alma de los viajeros. Y, desde este lugar , muy temprano a la mañana, parte una excursión hasta la antigua mina convertida en cava, una experiencia inolvidable tanto por las formas que regala el paisaje, por sus colores como por la audacia del proyecto. Una vez que se llega a la mina , se disfruta de un merecido descanso donde se comparte una exquisita mesa de quesos y vinos con vista panorámica hacia la inmensidad de la Quebrada. Un paseo imperdible con posibilidad de viajar en el tiempo y conocer un enclave con un patrimonio artístico invaluable.