Con plata prestada, los chefs Germán Sitz y Pedro Peña abrieron la parrilla La Carnicería en 2014 y ante el éxito rotundo, se animaron a más: hoy dirigen Niño Gordo, Chori, Juan Pedro Caballero, Paquito y Los Jardines de Las Barquin, iniciativas gastronómicas que giran en torno al producto “Carne Argentina”.
En el restaurante Niño Gordo uno ingresa en pocos minutos en una zona compleja y polémica en materia del sabor de raigambre nacional: la de la mejor carne argentina pero al 100% con el estilo de la cocina oriental. Una propuesta audaz y revolucionaria que ha conquistado los paladares tanto de turistas como del público local . Aquí, entre la ambientación tenue y difusa donde predomina el encanto del rojo asiático como nota clave, no faltan ni el aroma del asado argentino , ni los dumplings , ni el cerdo , ni tampoco el pescado como si se tratara de un verdadero festín imperial distribuído entre las mesas de los comensales. Una escena que podría ser la del mismísimo banquete del Emperador de Jade, aquel que según el taoísmo, era el príncipe heredero de la Dicha Pura , tal como a primera vista prometen los platos y los aromas que van desfilando entre las mesas.
“Niño Gordo nació de ir mucho al barrio coreano a probar cada uno de los sabores de esas cocinas” explica Germán Sitzs, uno de los dueños y chefs. “Si bien, hoy las cosas han cambiado , apenas 10 años atrás, la comunidad coreana era casi impenetrable para toda persona ajena . “Casi infranqueable”, digo, porque a Pedro (el otro socio) y a mi, nos encantaba inmiscuirnos en esos sucuchos totalmente herméticos y vivir una aventura, una experiencia gastronómica única, imperdible, que era similar a estar comiendo en la mismísima Corea , un verdadero túnel del tiempo dentro de la ciudad ” cuenta el fundador de Niño Gordo.
Y agrega : “Con Niño Gordo nos propusimos recrear un poco esa experiencia,lo vivido en aquellos días, donde experimentar, descubrir y tener nuestro restaurante todavía nos parecía un sueño loco” explica Germán Sitzs. Y añade : “Con nuestro local, quisimos darle un giro original, inédito, romper los esquemas en toda la propuesta en torno al producto “carne argentina”. En cuanto a la comida en sí , lo que más destaco es que llevamos a la proteína, la carne, a la que estamos más acostumbrados acá como la costilla,los “chinchus”,el bife de chorizo, el enfoque de los verdaderos sabores asiáticos. Pero, además, le dimos al local un concepto divertido, lúdico y reconocible desde lo estético, muy instagrameable.
Una experiencia para compartir también, en las redes sociales
Un calendario con los signos zodiacales del año se luce en lo alto de la barra . El salón principal es un paso obligado de gente que va y viene, bajo un cielorraso absolutamente cubierto con globos frágiles y delicados, casi transparentes confeccionados en papel de arroz. Hacia la izquierda, se abre una barra doble : de un lado despachan tragos y bebidas espumosas y del otro, se puede comer sentados en cómodas banquetas giratorias. Ocho cocineros –dos chicas de ojos rasgados y eterna sonrisa – y el grill de leña con su fuego a la vista proveen como en una cocina de TV los platos para todo Niño Gordo.
Para apoyar los palitos, hay un surtido de graciosos ositos panda, gatitos que saludan con la mano, niñitos gordos y sonrientes, y muchos símbolos kitsch de la abundancia, que la gente suele llevarse “de souvenir” , así como también los palitos metálicos, o “cubiertos” tradicionales de este lugar asiático. Luego, está la parte del comedor posterior, ubicado en la terraza, más confortable y fresco, y en general , el espacio más elegido por los menos jóvenes, que se adorna con lindos faroles colgantes de papel.
Germán Sitzs, explica que el encanto del lugar no es producto del azar, sino todo lo contrario. Crear la intrépida y sensual atmósfera asiática en la planta baja fue un verdadero logro de la inteligencia humana. “En cada restaurante trabajamos con un equipo de creación que incluye un chef de creación I+D (Investigación y Desarrollo) , un animador y un escenógrafo, algo así como un Think Tank transversal y gastronómico. Pero, me arriesgo a decir que la voz que predomina es la del escenógrafo , que logra ver el conjunto y luego va enfocándose en los detalles. La estética de Niño Gordo, todo lo que podés ver como característica distintiva de este lugar desde lo más simple, hasta la elección de las sillas, llevó mucho trabajo”.
Las preferencias de los que más saben en sabores orientales
Pedro Peña –alumno de Hernán Gipponi– y Germán Sitz –del vasco Berasategui–, con sus delantales negros a la hora de ir a lo concreto, recomiendan sus propios “imperdibles” de la cocina fusión de Niño Gordo : los dumplings de shiitake y toffu, y los de pato, que tienen un sabor más suave . Se puede completar la ración con una combinación de vegetales simples como papa, zanahoria, pepino, cebolla y el toque bien asiático del wakame ( un alga), todo coronado con huevo frito . Si es invierno, hay que pedir sí o sí, el sabrosísimo caldo de carnes avinagrado que lleva fideos mung, pepino,nabo manzana verde y huevo. Y si, después de todo esto se queda con ganas de más, pero el cuerpo le dice basta, para seguir disfrutando de todos los sabores originales que componen un verdadero festín asiático , la opción sin lugar a dudas, es regresar a Niño Gordo
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