A sus 94 años, la centenaria confitería sigue destacándose en el escenario gastronómico porteño por sus exquisitos sándwiches de miga y sus alfajores, ambas delicias que degustaron paladares reales como Lady Di y la reina Máxima.
En medio de una zona rodeada de edificios altos en el barrio de Retiro , el local de “La Bristol” podría pasar desapercibido entre la multitud de negocios y locales. Si bien es posible para los transeúntes comunes,para los vecinos del barrio “La Bristol es una institución, parte insustituible del paisaje urbano. Lo cierto que mérito hizo: se encuentra en pie a 94 años de haber sido fundada y sigue deleitando al público local y extranjero con sus delicias.
“La Bristol”, a primera vista, se encuentra en las antípodas de causar impacto por su diseño arquitectónico magnífico como otras confiterías centenarias de la ciudad. En este sentido, Las Violetas o La Ideal, son símbolos vivos de la Bélle époque porteña, pero “La Bristol”, forjó su fama únicamente en base a la calidad de sus productos. A los vecinos, esto les ha alcanzado y sobrado para hacerla parte de su patrimonio afectivo y declararla emblema barrial, dado que en este sencillo local de la calle Esmeralda, productos nobles de panadería regalan calidad y calidez al barrio .
En altas vitrinas y estanterías dispuestas en unos pocos metros cuadrados, se exhibe al público lo mejor que “La Bristol” tiene para ofrecer : sus medialunas y facturas, -celebradas internacionalmente- que son una verdadera delicia. De pura manteca, la medialunas copan la escena, a su lado están las masas finas -de todo tipo y elaboradas con las mismas recetas que en sus primeros días- y luego, el se encuentran las otras estrellas indiscutidas del local: los sándwiches de miga. También, cabe destacar que los alfajores de harina de mandioca se encuentran entre las opciones favoritas del público.
“La Bristol” de Retiro, donde se hace agua la boca
El atractivo principal del local, por el cual no cesa de recibir clientes de forma incesante,- sobre todo al mediodía- , son sus deliciosos sandwiches de miga. Según dicen fuentes expertas que llegan desde la misma cocina, el secreto para que sean un éxito está en la materia prima: la calidad lo es “todo” y aquí, cuentan, se usa pan, jamón natural y queso de primer nivel.
Los que más salen son los de miga de queso azul con apio, el clásico de jamón crudo y queso- que aquí adquiere otro nivel- y la nueva camada que trajo la onda veggie, que ha hecho populares a los de queso con palta o queso con remolacha, que ya han alcanzado categoría de icónicos. “El cliente es el que marca el pulso. Pide o sugiere y si se encuentra dentro de lo razonable, aquí le damos el gusto. Ahora, por ejemplo, nos piden mucho los de queso y vegetales así que armamos varios, y el más reciente, es de rúcula que ya va teniendo su propio público ”, explica Pablo Guando, encargado del lugar.
Entre la oferta más tradicional gustan mucho los de salame de Milán y queso y también el clásico de los clásicos , como es el de queso y huevo . Tenemos gente que se desvive por ambos y también están bien alto en la lista de los sandwiches que más venden. A la gente le gusta además que todos valgan lo mismo y que sean triples. Aunque , si bien es cierto que los de crudo y queso azul, deberían cobrarse un poco más, acá por respecto a los clientes que nos eligen desde hace tantos años, todos valen lo mismo” aclara el encargado de La Bristol.
La sección dulce de La Bristol
El mostrador encandila con las opciones dulces dentro las cuales atrapa la atención unos alfajores que se presentan envueltos en suave papel de seda blanco. Se trata de una verdadera delicia de la casa, los alfajores hechos con harina de mandioca – y receta centenaria- que llevan abundante relleno de dulce de leche y llevan cobertura de glasé. Son de tamaño más bien tirando a pequeños pero se ven bien suculentos y son anzuelo y perdición para quienes entran en busca de su almuerzo dado que va genial como postre.
“La receta de esta delicia me la pasó un conocido mío que era español, de Galicia. Él, también un amateur de la pastelería, la hacía en su casa para su familia. La verdad, son tan espectaculares que me animé a probar si funcionaba la receta para la venta comercial Y, encantaron a todos. La gente los ama y vienen de todos lados a buscarlos, y hoy en día son de entre la oferta dulcera los que llevan la posta de las ventas”, señala Pablo, encargado y chef de La Bristol.
La gente no deja de entrar, mientras Pablo acomoda las bandejas con los alfajorcitos en las vitrinas. “¡ Nos los sacan de las manos. Los vendemos de a docenas!”, dice divertido y cuenta que él es el único autor tras bambalinas de esta delicia estrella.
Confitería La Bristol. Esmeralda 1259, barrio de Retiro.