El tradicional barrio porteño ha ido forjando, poco a poco, una identidad bohemia y cool en torno a clásicos de siempre como es el caso del buen vino. Hoy, con ruta propia elaborada en torno a este producto, Buenos Aires tiene en Casa Seis una de sus propuestas más cool
El barrio porteño de Chacarita se está transformando de modo radical. Visto como una extensión de los tradicionales Palermo, Belgrano y Colegiales, este barrio tranquilo por historia y por antonomasia, está emergiendo como una de las postales más cool de Buenos Aires. Dueño de características propias que lo diferencian de otros barrios con importantes movidas gastronómicas, quizás, la nota esté en la generosa profusión de árboles y sus amplios espacios verdes, los adoquines que evocan tiempos idos y la tranquilidad de sus calles . Todo, en el barrio de Chacarita, diseña un ambiente especial, único, que ha propiciado un escenario ideal para el surgimiento de vermuterias, galerías de arte, cafés de esquina y un surtido de establecimientos de lo más diversos.
Casa Seis, es parte de esta nueva movida en torno al vino en el barrio, que se instaló en un local de dimensiones pequeñas, de tan solo 25 m². Aquí, a pesar del espacio limitado , la carencia se compensa en el exterior donde se ve una amplia disposición de mesas -ocupadas con gente que disfruta de su vino o trago- en la calle. A primera vista, parece una reedición de antiguos tiempos ya idos en el barrio, donde estos locales para beber eran territorio exclusivo de nuestros abuelos, padres, tíos. Hoy, en Casa Seis, se puede disfrutar de esta misma atmósfera pero además con una selección limitada de platos que como contraparte trae una amplia variedad de vinos, todo , para compartir con amigos o parejas, en un ambiente íntimo y reservado.
Detrás de esta nueva iniciativa -muy cool- en torno al vino y al buen comer, se encuentra la mano de Fidel Pérez Ochoa, un empresario gastronómico nacido en Colombia. Graduado como contador pero en el negocio gastronómico hace siete, Pérez Ochoa dice : “Manejo una cervecería en el barrio de Palermo desde hace bastante tiempo ( la exitosa Bierhof) , pero de repente sentí el impulso de innovar e ir hacia los vinos. Algo arriesgado dado que es otro rubro, otro tipo de público ”, cuenta el empresario. Su objetivo era crear un espacio relajado, moderno y bohemio a la vez, que se destacara por su carácter más íntimo. Así, con esta premisa en mente, luego de mirar muchos locales, se decidió por el de Guevara 495, en el barrio de Chacarita.
La experiencia única de Casa Seis
Este local restaurante y vermutería, busca acercar una propuesta sencilla pero acogedora, que el cliente recuerde por su calidad y armonía entre vino y comida. La decoración que acompaña la experiencia, estuvo a cargo del arquitecto Marcos Popp y destaca por sus barras intercaladas de microcemento -muy estilo fábric o industrial-en color azul petróleo, que traen a este espacio el aire de los bares de tapas madrileños. El cuidado en el detalle está presente de modo sutil y cuidadoso en el orden de los estantes donde se despliega la amplia oferta de vinos, que se iluminan con luz muy tenue, invitando al relax y al disfrute.
La carta de vinos, fue elaborada por Pérez Ochoa en conjunto con la sommelier Florencia Turdera, y presenta una oferta de más de 60 etiquetas cuidadosamente seleccionadas de distintos puntos del país, que incluyen desde pequeños productores hasta otros de renombre. Entre otros, se encuentran el exquisito Piedra Parada ( 30% pinot noir 70% Merlot) de Patagonian Wines y el Pequeñas Fermentaciones (50% marsanne y 50% roussanne) de la bodega El Porvenir. Además, la carta incluye vinos blancos ligeros,con burbujas, blancos con cuerpo, rosados, naranjos, tintos ligeros, tintos con cuerpo y cuerpo medio y dulces tardíos. Con esta amplísima oferta los comensales pueden sentirse más que a gusto a la hora de elegir el sabor para acompañar los platos.
Para acompañar, en Casa Seis proponen un menú con un popurrí de opciones para innovar en materia de sabor: especias exóticas fusionadas con ingredientes frescos. Entre los favoritos y muy aplaudidos, están las zanahorias confitadas con yogur de sésamo y furikake, el pan naan tostado a la plancha con cebollita de verdeo y miel especiada y la ricota quemada con chutney de berenjenas y tomates. A la hora del plato principal , hay que pedir el asado braseado que se sirve con abundante salsa criolla y ensalada de repollo colorado. Para el postre, Casa Seis trae los sabores de la infancia de Fidel y deleita con un exquisito bizcocho de coco relleno de mousse de café, avellanas tostadas y espuma de leche con jengibre.
Además de los vinos clásicos y no tanto, Casa Seis ofrece de todo en materia de alcohol para complementar la comida: cócteles clásicos y mocktails frutales, cervezas de todos los tipos. Cualquiera sea la elección, todo es ideal para acompañar la picada o las tapas ya sea en las barras o en la vereda.
