La historia del legendario alfajor argentino, de un sabor único e inconfundible, tiene un hito: nunca pagó por publicidad y, a pesar de ello, se convirtió en un mito de la gastronomía en el partido de Quilmes y a nivel nacional. En la actualidad, los propietarios siguen conservando las mismas costumbres que los fundadores en cuanto a las premisas básicas de la elaboración.
Un hombre de 35 años, que nació y fue criado en Quilmes, cuenta que entre los mejores recuerdos de su infancia se encuentran las meriendas en la casa de sus abuelos. Allí, cada tarde, su abuela le traía junto al vaso de leche chocolatada, un alfajor Capitán del Espacio. El sentido de pertenencia de aquel ritual fue motivo suficiente para que, con el paso del tiempo, la anécdota se transformara en un motor evocador de la felicidad de aquellos años y en una excusa para seguir actualizando esos recuerdos hoy, al momento de disfrutar también como un ritual personal, un Capitán del Espacio, el alfajor de su infancia.
Lo cierto es que a la mítica golosina, la envuelve desde siempre, una especie de acto de evangelización por parte de sus más devotos fieles o fanáticos. La frase más repetida entre los que nacieron y crecieron en el sur de la Provincia de Buenos Aires en relación a los ajenos a los sabores de estos pagos reza : “¿En serio nunca probaste el Capitán del Espacio? Te voy a comprar uno para que veas lo que te estás perdiendo”. Luego, tanto locales como foráneos, coinciden en que se trata de un viaje de ida en el terreno del sabor del alfajor. Hoy, afortunadamente, se disfrutan en todo el país, y ya no hay que recorrer kiosco por kiosco ,como en los tiempos de antaño para dar con el mítico manjar tal como si fuera una laberíntica búsqueda del tesoro.
Quienes viven por la zona de Bernal lo consideran una insignia del barrio y un motivo de franco orgullo. Una pasión que ha cobrado los rasgos distintivos de todas las pasiones : se han confeccionado innumerables remeras y pintado murales con el logo del alfajor;y también hay hasta quienes lo llevan tatuado en la piel.
Los comienzos de una historia con sabor dulce
“Un 2 de febrero del año 1962 comienza la historia del Capitán del Espacio”, se lee en el sitio web de la compañía. Una historia que comenzó con el fundador Ángel de Pascalis, quien por aquellos días tenía una idea para llevar adelante su propio emprendimiento gastronómico . Como empleado de un reconocido frigorífico, a sus 37 años decidió dar vida a ese anhelo relacionado con su pasión por el alfajor y se lanzó a la elaboración artesanal de esta delicia dulce.
Con algunos ahorros en la manga, Pascalis necesitaba un socio y pensó en un amigo y vecino suyo del barrio , Arturo Amado, a quien la osada idea le pareció algo que merecía una oportunidad. Tiempo después, Amado se animaría a deslizar que ya en aquellos primeros tiempos la idea de una gran fábrica de alfajores apareció con nitidez en su mente , en su sueños de futuro.
Así, los amigos y socios instalaron la primera fábrica en Ezpeleta, aunque al año siguiente decidieron mudarse a una instalación más amplia en Bernal Oeste. En 1972, 10 años después del despegue y con niveles de producción considerables, trasladaron la poca maquinaria que tenían a una nueva fábrica, ubicada en la calle Gran Canaria, en Quilmes donde permanecen al día de hoy.
El secreto del éxito
La filosofía de negocio que los fundadores adoptaron, contribuyó a que el alfajor Capitán del Espacio se convirtiera en un producto escaso y muy codiciado. En lugar de buscar una producción masiva, en los orígenes , se centraron en una distribución limitada, lo que provocó que los consumidores de otras áreas, como la Ciudad de Buenos Aires y zona norte, se aventuraran a buscarlo en diversos kioscos sin éxito, generando así mapas estratégicos elaborados por los propios consumidores y grupos en redes sociales para compartir información clave sobre los puntos de disponibilidad.
El impacto cultural del alfajor Capitán del Espacio se puede apreciar en diversas aristas de la sociedad argentina . Su inconfundible logo, conformado por el dibujo de un niño astronauta, ha sido reproducido en gran cantidad de grafitis, tatuajes y fue utilizado como inspiración para la creación de tortas de cumpleaños, palitos helados y cervezas. Personalidades notables y disímiles como el Papa Francisco y el futbolista Kun Agüero, han manifestado su gran admiración por este alfajor.
Hoy en día, el alfajor Capitán del Espacio cuenta con una sólida comunidad de seguidores y fanáticos en la red social de Facebook con más de 100 mil miembros. Incluso, se han creado diversos productos de merchandising no oficiales, como muñecos con el logo de la marca. Una de las creaciones más notables que ha tenido como protagonista a este icónico alfajor, es que en 2018, tres cervecerías artesanales se unieron para elaborar una cerveza con el sabor único e inconfundible de los Capitán del Espacio. Todo un emblema en materia de alfajores.