Fundado en 1904, este café porteño inició su camino hacia el reconocimiento que lo distinguió con el título de “notable” , siendo una humilde despensa barrial. En aquel entonces, su misión consistía en sacar del apuro a los vecinos y en surtir con lo más necesario para el cotidiano discurrir. Hoy, este bar de Buenos Aires sigue construyendo historia en el barrio de Boedo pero a fuerza de exquisitos guisos, portentosas minutas y también, de sus famosos “postres de antaño”
Café Margot tiene ese aire nostálgico que emanan algunos de los rincones más bohemios y tangueros de Buenos Aires. Ubicado en una esquina con ochava del barrio de Boedo, una de las cunas por excelencia de esta melodía tan típicamente porteña, este cafecito de dimensiones pequeñas ha celebrado su 120 aniversario.
A lo largo del tiempo, este icónico bar , con su antigua puerta de madera , su cartel de letras fileteadas, sus mesas y estantes austeros donde las botellas de vino se lucen junto a decenas de cuadritos con las fotos de las personalidades que lo han visitado, ha ido forjando un sendero que ha dejado una fuerte impronta en lo histórico y cultural. También en el presente, la propuesta gastronómica ha crecido y diversificado en su medida justa -en lo esencial y con la mejor calidad- y por ello, convoca tanto al público local como a turistas de todas la latitudes que llegan hasta aquí para probar sus deliciosos platos de estilo tradicional y casero.
Entre las especialidades que hacen agua la boca, aquí y desde tiempos inmemoriales, se encuentran los sándwiches de pavita. Cuenta la leyenda que hasta el Gral Perón, un día que pasaba cerca del Café, hizo desviar expresamente el rumbo de la comitiva oficial que se dirigía a una importantísima reunión, tan solo para poder bajarse y comprar-personalmente- uno de los sandwiches de pavita del Margot, que ya entonces gozaban de la mejor fama . De hecho, el secreto de cocción mejor guardado, que hace que la pavita del lugar sea tan deliciosa como también, el resto de los exquisitos platos de cocina española y los postres típicos. es que están preparados con recetas originales que se han mantenido inalterables a través del tiempo y han pasado de generación en generación.
Qué delicias pedir en el Margot
Para quienes prefieren compartir una experiencia gastronómica más amplia y contundente en sabores, las picadas son una excelente opción aquí. La Gran Margot, por ejemplo, ofrece una gran variedad para satisfacer hasta los apetitos más extremos. Esta versión, que en este lugar se suele servir acompañada de una tortilla, trae una generosa combinación de queso de campo, aceitunas verdes y negras , jamón crudo, palmitos, cantimpalo, soppressata, quesito roquefort, leberwurst y pan casero recién salido del horno.
Estas picadas, pueden llevarse a otro nivel y convertirse en un plato principal -y un verdadero festín -si se elige complementarlas con un surtido de generosos buñuelos de acelga o empanadas de tapa de asado , opciones perfectas que suman sabor, variedad y saciedad a los comensales .
Las tortillas, por su parte, también tienen su club de fans, que vienen a pedir alguna de las variedades que se preparan en la sala de alquimia: la cocina. En el Margot las tortillas salen en dos tamaños: las mini o la grandes, y su versiones son la tradicional o “española” y la “ibérica” , una versión que viene, por supuesto , con el infaltable jamón crudo de esta región del mundo . Estas dos, son las opciones que aconseja la casa mientras marcha el plato principal y también, para disfrutar de una comida netamente porteña que remite a la rica tradición culinaria de Buenos Aires.
Un enclave cultural
A lo largo de los años, las mesas del Margot han recibido a importantes figuras de la literatura, del deporte y la música. En reconocimiento a su gran aporte en el ámbito de la cultura, este bar fue declarado Sitio de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires que le otorgó la distinción de “bar notable”
Durante el siglo XX, el lugar se convertiría en un referente del barrio de Boedo, siendo el sitio elegido por los hinchas de San Lorenzo luego de cada victoria obtenida en los clásicos , y también fue un punto de encuentro recurrente para políticos de los partidos anarquistas, artistas del grupo literario de Boedo y de muchos destacados escritores
Entorno a las mesas del Margot solían tener lugar encendidas tertulias y debates, siendo alguno de sus protagonistas el legendario diputado socialista Alfredo Palacios y los escritores Gustavo Riccio y Raúl González Tuñón. En materia deportiva, el líder era el “Mono” Gatica, que solía llegar siempre hasta las puerta del bar en su portentoso Cadillac rojo. El gran goleador, devenido en comentarista futbolístico, José Francisco Sanfilippo y el boxeador Oscar “Ringo” Bonavena,también fueron habitués del lugar en sus tiempos de gloria.
El Margot fue distinguido en 1998 por la Junta de Estudios Históricos de Boedo como uno de los hitos del barrio. Sin dudas , por su gran riqueza cultural, su cuidada estética, sus deliciosos platos y su ambiente acogedor, El Cafe Margot es un café para visitar, enamorarse e irremediablemente convertirlo en uno de nuestros cafés “favoritos” de Buenos Aires.